Psychology Today (Español)
El trastorno explosivo intermitente se caracteriza por varios episodios discretos de incapacidad para resistir los impulsos agresivos. Los estallidos suelen durar menos de media hora y pueden dar lugar a actos de agresión graves o a la destrucción de bienes.
el grado de agresividad expresado durante los episodios es groseramente desproporcionado a cualquier precipitante psicosocial., Para ser diagnosticado con IED, un individuo debe haber mostrado agresión verbal o física hacia la propiedad, animales u otras personas aproximadamente dos veces por semana durante un período de tres meses. Este tipo de agresión no necesariamente tiene que resultar en daños a la propiedad o lesiones en animales u otras personas. Una persona también puede ser diagnosticada con IED que tiene tres arrebatos agresivos que resultan en daños a la propiedad o agresión física que implica lesiones dentro de un período de 12 meses. En general, tales arrebatos son breves e impulsivos, no premeditados.,
para un diagnóstico de IED, los episodios agresivos pueden no estar mejor explicados por otro trastorno mental, como el trastorno de personalidad antisocial, el trastorno límite de la personalidad, un trastorno psicótico, un episodio maníaco, un trastorno de conducta o un trastorno de déficit de atención/hiperactividad. También pueden no deberse a los efectos fisiológicos directos de una sustancia, como un medicamento o una droga de abuso, o una condición médica general, como un traumatismo craneal o la enfermedad de Alzheimer.,
Los individuos con trastorno explosivo intermitente a veces describen impulsos intensos para ser agresivos antes de sus actos agresivos. Los episodios explosivos pueden estar asociados con síntomas afectivos, como irritabilidad o rabia, aumento de energía, pensamientos acelerados durante los impulsos y actos agresivos, y la rápida aparición de un estado de ánimo deprimido y fatiga después de los actos. Algunas personas también pueden informar que sus episodios agresivos a menudo están precedidos o acompañados por síntomas como hormigueo, temblores, palpitaciones, opresión en el pecho, presión en la cabeza u oír un eco.,
El trastorno puede tener consecuencias graves para el funcionamiento cotidiano. Puede resultar en pérdida de empleo, suspensión escolar, divorcio, dificultades con las relaciones interpersonales u otro impedimento en áreas sociales u ocupacionales, accidentes (como vehículos), hospitalización debido a lesiones por peleas o accidentes, problemas financieros, encarcelamientos u otros problemas legales.